domingo, 14 de julio de 2013

Papeles de BRADOMÍN del VALLE (1).


LA PORVENIRA:

En el periódico La Nueva España de fecha 15 de Noviembre de 1944; en no ta necrológica recoge la singular noticia:

<<La popular ovetense doña Pilar Norniella ha fallecido en esta ciudad sin haber hecho testamento. Y como se da el caso que solo deja parientes que pasan del quinto grado; su fortuna valorada en tres millones de pesetas pasará a poder del Estado>>.

A la tan opulenta señorita -tres millones de pesetas en aquellos años representaban caudal de   muchísima consideración-, se la conocía por "La Porvenira"; ello como consecuencia de haber tenido su padre un comercio que funcionaba bajo el título de "El Porvenir": local en la calle Uría, 22.
Iba el tiempo, por entonces, por las cercanías de la década de los treinta y a la sazón ya andaba nuestra Pilar en el friso de la edad más que madura. La recuerdo bien, circulando por Oviedo y fue por aquellas fechas cuando llegué a saber que era ella, y que desde bastantes años atrás se había hospedado definitivamente en el Hotel París, en la calle Uría; hotel que más tarde paso a titularse Príncipe de Asturias. A aquellas alturas, conservaba la elegancia asistida por las manifiestas calidades del atuendo y alhajamiento a plena muestra.
LA PORVENIRA. Dibujo de Sebastian Miranda
Como testimonio revelador de la gentileza que en tiempos de más temprana edad acentuaba la distinción de la Norniella, el apunte de Sebastian Miranda (fecha 1909), es sin duda aprovechable al máximo. Pues si nada de belleza sorprendente debía aportar su palmito, todo lo contrario se refleja en la perfectamente estilizada composición de su esbelta figura. Pero también pudiera ocurrir que la suntuosa elegancia de la gentil Pilar fuese atendida, directamente, por modisto de fama consagrada, de París o Londres.
Que aquella señorita (hija del dueño del "El Porvenir") fue personaje señero en la vida social ovetense es cosa fuera de duda, y en tal circunstancia ha de cifrarse la clave de la decisión de Pérez de Ayala en cuanto a trasuntarla en la "Felicita Quemada" en su ovetensísima novela : "Belarmino y Apolonio".
Tal vez por motivos que alcanzaban grado de curiosidad, desde que alcancé a conocerla siempre me fue agradable la presencia de aquella sofisticada dama. Ahora su recuerdo me satisface.